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Apareció Rodríguez Saá, defendió la actuación en el Pueblo Ranquel e hizo silencio sobre la monstruosidad de Alberto Fernández

Se vanaglorió de su gestión en un auditorio eminentemente dominado por funcionarios de su Gobierno entre los que se distinguían los denunciados por corrupción y la última ministra de las Mujeres K, Ayelén Mazzina. 

Imagen captura
Alberto Rodríguez Saá.

por Daniel Miranda

elchorrillero.com

Actualizada: 13/08/2024 12:44

Como si no fuera responsable de nada de lo que pasó en los últimos años en San Luis y como si nada tuviera que decir sobre la gravísima denuncia de violencia de género que recae sobre Alberto Fernández, el ex gobernador se mostró el jueves, como toda la vida, sin intención de hacerse cargo de nada.

“Esta es la primera reunión organizativa, política, partidaria, después de ser nosotros los artífices de la mejor historia de San Luis en realizaciones que hemos realizado, producido los últimos 40 años de democracia”, dijo Alberto Rodríguez Saá ante la algarabía de sus hijos políticos María Eugenia Catalfamo, Cintia Ramirez, Luciano Anastasi y Sergio Tamayo manchados por denuncias de corrupción que aplaudían mientras les decía que debían “continuar la transformación que hemos realizado en San Luis”.

En la despoblada sede partidaria que carecía de la presencia de dirigentes con entidad política-institucional, las miradas apuntaban a Ayelén Mazzina que quedó envuelta en el despreciable escándalo que tiene pendientes a los argentinos porque se le adjudica haberle dado la espalda a Fabiola Yáñez cuando acudió a pedirle que hiciera algo para salvarla de las palizas del ex presidente de la Nación.

“Alberto y yo estamos en el mismo barco”, de esa forma se expresó el ex presidente el 28 de septiembre de 2022 en la visita oficial a San Luis y dos semanas después comunicó que por las “extraordinarias referencias” la activista feminista asumía en el ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad como premio a la organización del Encuentro Plurinacional de Mujeres LTTBI y No Binaries que solo en bienes e insumos gastó $350 millones.

Rodríguez Saá tuvo un lugar en la mesa del gabinete del último Gobierno kirchnerista y el control político en 2023 de un presupuesto de $77.171 millones.

Con todo denigraron la lucha contra la violencia de género con ministerios, puestos y caja para montar un relato idiomático.

La ex primera dama radicó la denuncia el martes y dos días después Rodríguez Saá suelto de cuerpo volvió con su gastado discurso ignorando las reiteradas golpizas que fue víctima la mujer. Ni las imágenes del ojo morado y el hematoma en un brazo son suficientes para arrancarle una declaración de solidaridad. Si se dio tiempo para destilar su rabia a adversarios y a quienes ya no quieren compartir su derrotero político.

El cinismo no es propiedad exclusiva de Rodríguez Saá. Las mujeres albertistas no atinaron a escribir una línea en nombre del colectivo que usufructuó puestos y presupuestos durante ocho años. Tampoco lo hicieron como movimiento en los casos que hundieron a  los sindicalistas Juan Carlos Solalinde y Ariel Rosendo.

Más temprano que tarde Yáñez confirmará que le pidió ayuda a Mazzina y dirá las circunstancias de tiempo y lugar. Significará sacar mucho más que una careta.

Foto radio La Voz.

A nueve meses de haber dejado el poder únicamente él se ocupa de salvaguardar el peor Gobierno de los últimos 40 años. Salvo algunas voces sueltas en forma esporádica, no encontrará más compromiso.

Todo lo que escriba desde sus medios y repliquen aquellos que recibieron pauta oficial por adelantado, no alcanzará para tapar el estado de quebranto y miseria que dejó como legado.

“…están buscando argumentos para llevarlos a la justicia como es el caso incalificable de lo que están haciendo con lo que hicieron con la ULP o el Club San Luis Fútbol Club. O lo que hicieron con los ranqueles, lo que siguen haciendo en el sur…”, esbozó. Así defendió a su hijo y a Sergio Freixes que se hicieron consagrar lonkos para usufructuar los bienes del pueblo ranquel. El latrocinio en la comunidad originaria, el club femenino y otros casos no despiertan en el ministerio Público Fiscal y los juzgados mayor interés en ser investigados.

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